El materialismo en tiempos de pandemia

Por Guido Asencio Gallardo. En esta columna trataré de dilucidar acerca de la representación de lo material en la vida cotidiana y en particular en tiempos de pandemia, considerando que desde sus orígenes éste concepto es visto como una visualización de lo real y palpable, que sobrepone
valores relacionados con aspectos éticos y morales, tratando de banalizar lo inmaterial, lo
impalpable, los sentimientos, lo espiritual, lo metafísico, en fin, todo lo que no se puede
apreciar a simple vista, pero exige reconocer su existencia para enfrentar la grave crisis
materialista que desemboca en el consumismo en la sociedad.
Como se ha podido ver en algunos noticiarios, las personas están dispuestas a arriesgar sus vidas para ir a un mall, llegando a emocionarse y en algunos casos a aplaudir la apertura de estos centros comerciales, como si fueran a comprar elementos que contribuyan a su felicidad, confundiendo la gran distancia que existe entre las necesidades y los deseos, creando una falsa normalidad. En este análisis pretendo entrelazar este fenómeno considerando el factor de cambio de hábitos que esta pandemia ha producido en la sociedad en general.
Según Bauman “consumir es invertir en la propia pertenencia a la sociedad. El propósito fundamental y decisivo del consumo es elevar el estatus del consumidor al de un bien de cambio vendible”, esta definición se encuentra arraigada a la satisfacción de un deseo efímero más que a una necesidad real, el cual está íntimamente relacionado con aparentar y sobreestimar los bienes para sentir un falso halo de bienestar.
Por su parte, Chul Han enfatiza en el consumismo lleva a las personas a romper la dietética del “yo” y del “tú”, sometiendo a las personas a la “alucinación del consumismo”, generando lo que él denomina el “proceso de cosificación del individuo”, por lo tanto, este autor resalta el hecho de que el consumismo lleva al individuo a desvirtuar la capacidad de las personas materializar todo a su paso, anulando la posibilidad de encontrar otros valores adosados a la esencia del bienestar del ser humano.
En este plano, es posible encontrar evidencia que desde la prehistoria lo material y visible ha representado una atracción especial para los seres humanos, cuyo apego está asociado directamente a los atributos que se aprecian desde diferentes puntos de vista, dependiendo de la experiencia de quien observa. En esto, es preciso señalar que la estética considera mucho más que la belleza de física del objeto, pues considera un conjunto de aspectos ligados a la consideración de la espiritualidad constituyéndose como un conjunto en sí mismo. De este modo, ese apego a lo material históricamente se ha relacionado a un mayor grado de seguridad, que se evidencia en las diferentes transformaciones que son adoptadas para mejorar lo visible, aprendiendo a utilizar diferentes materiales para crear
condiciones de confort, que puedan cambiar las condiciones de bienestar, creando armas para preservar la subsistencia humana, realizando construcciones que en la actualidad representan la idiosincrasia de civilizaciones antiguas, que marcan una su trascendencia.
Por su parte, la filosofía a lo largo de su historia ha expresado varias corrientes de pensamiento dedicadas a estudiar exclusivamente el llamado materialismo, coincidiendo en su gran mayoría, con la idea de que todo lo que se ve es lo que existe y lo inmaterial simplemente no es posible constatar su existencia, lo cual, si se analiza de manera mucho
más amplia, se evidencia el origen del concepto de materialismo y acumulación, que tienen una génesis inclusive anterior al materialismo histórico de Marx.
Lo material simbólicamente se asocia a lo que se muestra hacia afuera, la riqueza exterior, lo palpable, lo demostrable monetariamente, lo valorable en términos terrenales y en general las pasiones humanas que se apegan a lo visual y placentero más que al cultivo de valores apegados a la ética de las personas. Por tanto, lo que se quiere transmitir en esta oportunidad es que lo material no es lo único que puede satisfacer necesidades, pues se le debe dar una importancia también a valores éticos, sobre la base de reconocer la existencia de una espiritualidad que es parte ineludible del ser humano.
En definitiva, desde el punto de vista simbólico la apreciación de lo material enseña que el ser humano debe aprender que el mundo material y terrenal representa la opulencia que debe ser en lo posible controlada. Esto no quiere decir que el consumo y lo material sea malo y conduzca siempre al lado oscuro de una sociedad o de una persona, sino que simplemente se pueda reflexionar acerca de la importancia que tiene considerar con sentido
de equilibrio lo material e inmaterial, siendo este último constituye un componente fundamental para garantizar la existencia de valores éticos de manera mucho más amplia, lo que consecuentemente podrá tener eco en la trascendencia que puede alcanzar una persona, llegando a influir de manera concreta en el entorno donde se desenvuelve.

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Guido Asencio Gallardo, es académico de la Universidad de Los Lagos, Licenciado en Ciencias Contables – Contador Público y Auditor, Diplomado en Gestión Estratégica, Diplomado en Políticas Públicas, Mg(c) Ciencias Sociales y MBA Latinoamericano. Doctorando en en Administración de Empresas. Miembro Núcleo Desafíos Regionales. Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo. Escribe para esta columna en materias de RSE, Desarrollo Socio Económico y Políticas Públicas. Integrante Núcleo de Investigación Desafíos Regionales de la Universidad de Los Lagos. Académico e Investigador Universidad de Los Lagos. Miembro Núcleo Desafíos Regionales. Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo.
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